martes, 28 de diciembre de 2010

Sin Punto y Coma

Sin Punto y Coma: "


Vladimir Galeana Solórzano

Las andazas de Marcelo

Dicen los que saben que cuando un gobernante hace muchas obras es porque necesita dinero. En los tiempos políticos que vivimos las ante precampañas, las precampañas y las campañas, se realizan con mucho dinero. Por desgracia esa es la realidad mexicana: político que no está en los medios de comunicación no existe. Los medios son caros, muy caros. Para que usted se dé una idea de cuánto cuestan le diré que 20 segundos en horario estelar en Televisa salen en promedio en 350 mil pesos, y cerca de 290 mil en Televisión Azteca. Los spots radiofónicos van desde mil pesos los veinte segundos en las estaciones con menor rating, hasta los 42 mil.

Por eso nuestros políticos, todos, gastan enormes cantidades en publicidad. Para gastar hay que tener dinero, y para tener dinero hay que realizar obras. Así de simple. Porque una cosa es la publicidad oficial de la que se cuelgan los pudientes funcionarios para incrementar su imagen personal, y otra es la publicidad pagada en efectivo que no tiene registro contable y que por lo tanto no puede ser auditada ni considerada como gasto de ante precampaña, precampaña o campaña.

Si analizamos el gasto de publicidad oficial veremos que las cantidades son exorbitantes, pero si conociéramos lo que se gasta sin registro estoy seguro que nos escandalizaríamos. El problema es que la enorme corrupción y la impunidad lo evitan. La falta de transparencia es otro de los factores que permiten a los funcionarios disponer de dinero mal habido para sus fines personales, o bien para sus fines políticos inmediatos.

La Ciudad de México ha tenido en los últimos años uno de los gobiernos más corruptos y opacos de que se tenga memoria. Recordemos el escándalo de los más de quinientos millones de pesos que Rosario Robles Berlanga pagó a Televisa para promocionar la imagen de López Obrador. Después vino la construcción de los segundos pisos a cargo de Claudia Sheimbaun, quien era para desgracia nuestra Secretaria del Medio Ambiente, porque Cesar Buenrrostro, Secretario de Obras y amigo personal de Cuauhtémoc Cárdenas no se hubiera prestado a ello. El dinero de las comisiones se invirtió en la campaña a la Presidencia del tabasqueño. Por eso etiquetó el gasto como secreto.

Si algo podemos decir de Marcelo Ebrard es que tuvo una muy buena escuela. Manuel Camacho Solís planeó el crecimiento de la Ciudad de México hacia la zona de Santa Fe a través de un Programa de Desarrollo Urbano ex profeso. Las utilidades fueron cuantiosas porque previamente, asociado con Elba Esther Gordillo, adquirieron una gran reserva territorial en lo que fueron tiraderos de basura.

Marcelo Ebrard ha seguido ese camino. Sin lugar a dudas es uno de los mejores negociantes que ha tenido el Distrito Federal en toda su historia. Entre sus grandes proyectos figuran la remodelación del ahora llamado Circuito Bicentenario, el tranvía en el primer cuadro de la ciudad, los corredores del metrobus, la Torre Bicentenario, la Supervía, las grúas, los puentes, los taxis piratas, y muchas otras más. Unos salieron bien, otros no, pero ha seguido adelante. Donde ha encontrado resistencia compra conciencias porque sabe muy bien hacer todo tipo de negociaciones.

A los vecinos de la Colonia Narvarte que se oponen a la terminal del Metrobús en Diagonal San Antonio está intentando comprarlos. Ya ofreció microcréditos para el comercio, mejoramiento de viviendas, incentivos fiscales, mejoramiento de banquetas, baños, etc. No se descarta que emplee el mismo método que con los diputados y comience a maicear a los líderes que encabezan el movimiento. La obra va, como siempre dice. Lo importante es tener numerario para hacer campaña. La presidencia de la República bien vale una obra más. Al tiempo. vladimir.galeana@mexico.com

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